Ότι δεν με σκοτώνει με κάνει πιο δυνατό


viernes, 19 de octubre de 2012

Tango: Nelly Omar / Juan D´Arienzo / Alberto Echagüe



Navegando entre tangos: De nuestros clásicos a otros clásicos.

¿Y qué es la vida sino “puro tango”?...  En el banco de la vida al final siempre se pierde, no hay mortaja con bolsillos a la hora de partir. 




 Nelly Omar, Sur

 




Sur
Tango 1948
Música: Aníbal Troilo
Letra: Homero Manzi


San Juan y Boedo antigua, y todo el cielo,
Pompeya y más allá la inundación.
Tu melena de novia en el recuerdo
y tu nombre florando en el adiós.
La esquina del herrero, barro y pampa,
tu casa, tu vereda y el zanjón,
y un perfume de yuyos y de alfalfa
que me llena de nuevo el corazón.

Sur,
paredón y después...
Sur,
una luz de almacén...
Ya nunca me verás como me vieras,
recostado en la vidriera
y esperándote.
Ya nunca alumbraré con las estrellas
nuestra marcha sin querellas
por las noches de Pompeya...
Las calles y las lunas suburbanas,
y mi amor y tu ventana
todo ha muerto, ya lo sé...

San Juan y Boedo antiguo, cielo perdido,
Pompeya y al llegar al terraplén,
tus veinte años temblando de cariño
bajo el beso que entonces te robé.
Nostalgias de las cosas que han pasado,
arena que la vida se llevó
pesadumbre de barrios que han cambiado
y amargura del sueño que murió.





Amarroto

Música: Juan D'Arienzo, /  Voz: Alberto Echagüe



Amarroto
Tango
Música: Juan Cao
Letra: Miguel Bucino


Te pasaste treinta abriles de una esquina a otra esquina
sin saber que era una mina, ni una copa, ni un café.
La yugabas como un burro y amurabas meneguina
practicando infantería de tu casa hasta el taller.
Fútbol, timbas y carreras eran cosas indecentes,
sólo el cine era tu vicio... si podías garronear.
Y una vuelta que asomaste los mirones por Corrientes
al marearte con sus luces te tuvieron que auxiliar.

Hijo de "Quedate quieto" y la zaina "No te muevas",
nunca, nunca te rascaste ni teniendo el sarampión...
Flor de chaucha que en la esquina no ligaste ni una breva
porque andabas como un longhi chamuyándolo al botón.
No tenías ni un amigo, "que el buey solo bien se lame",
según tu filosofía de amarroto sin control.
Y amasabas los billetes como quien hace un salame
laburando de esclavacho, como un gil, de sol a sol.

Hoy te veo engayolado... Te chapó una solterona
que podría ser tu nona y que es toda tu pasión...
Y seguís amarrocando para que ella, tu monona,
se las dé de gran princesa a costillas del chabón.
En el banco de la vida al final siempre se pierde,
no hay mortaja con bolsillos a la hora de partir.
Vos que no sabés siquiera de un final "bandera verde",
aclarame, che amarroto...
¿para qué querés vivir?